Francisco Granados, hasta
hace una semana Senador, Diputado de la Asamblea de Madrid y
Presidente del PP de Valdemoro, ha confirmado que ha tenido una
cuenta en Suiza con un millón y medio de euros, producto de su
bien hacer profesional. Ahora, pillado con el culo al aire y sin
sonrojarse lo más mínimo después de su confesión, dice que
volverá a su anterior actividad que tantos placeres y dinero parece
que le dio, y se aleja de una vida que no le ha proporcionado las
alegrías que él me merecía. Lo de no sonrojarse lo entiendo,
porque para eso ya estamos los demás. Lo hacemos sin mucha alegría
pero obligados por las circunstancias, por tener que aguantar que
personas como él ocupen las primeras páginas de los medios de
comunicación avergonzándonos a los que creemos en la dignidad y en
la honradez de los demás. Porque creo en ellos, me repugna que los
servidores públicos se comporten como delincuentes, aunque nunca
vayan a la cárcel, mirando a los ojos de sus interlocutores con la
chulería propia de quien se sabe a salvo de todo mal.
El artículo 130 del
Código Penal dice que la responsabilidad criminal se extingue por la
prescripción del delito o de la pena, lo que significa que cuando un
presunto delincuente es llevado ante el juez, cuando se trata de
delincuencia económica, que son casi los únicos delitos que se
benefician de esta figura, normalmente éste se la tiene que envainar
y el personaje se va a casa por donde llegó, sin ninguna mácula ni
reproche social. Mucho se corre para modificar todo lo relativo a la
justicia universal y se correrá para la ley de extranjería, pero ni
un solo gesto en las más de treinta reformas que lleva el Código
penal desde su promulgación en 1995 para evitar esta ofensa a la
sociedad. Robar al erario público se ha convertido en el deporte
nacional por excelencia y nadie mueve un dedo para evitarlo; al
contrario, Esperanza Aguirre, la jefa de Granados durante años, ha
dicho que la dimisión honra a su protagonista. ¡Honra!, ¿qué
honra puede haber en la delincuencia?
Eso sí, en primavera
podremos ver la propuesta de reforma fiscal que anuncia Montoro. El
mismo que ha promovido una amnistía fiscal, que ha utilizado el IVA
como arma contra sus enemigos, que ha estado bajo sospecha de
favorecer a determinadas empresas, que ha dicho que el peso de la
crisis la están padeciendo los que más tienen, y el mismo que ha
puesto patas arriba la Agencia Tributaria por no plegarse a sus
caprichos. Es como encargar al lobo la construcción del gallinero, o
pedirle al PP la redacción de la Ley de Transparencia. El mundo al
revés.
¿Para cuándo el
homenaje de los bancos suizos a nuestros políticos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario