Nos, que valemos tanto como Vos, que
no valéis más que Nos, os juramos como Príncipe y heredero, con la
condición de que conservéis nuestras leyes y nuestra libertad, y
haciéndolo Vos de otra manera, Nos no os juramos”
Juramento al rey de Aragón en el siglo
XVI
Hace quinientos años había una
monarquía a la que controlaban sus nobles y ahora tenemos dos que no
se controlan ni ellas mismas: una hereditaria, que nos cuesta un
pastizal y que se mantiene con andamios, y otra en la que se turnan dos familias (PP y PSOE), igual de soberanas y casi tan intocables como la primera. El juramento que
reciben las dos es incondicional y no hay manera de retirárselo. Si
mienten, si engañan, si roban o dejan robar, si se acuestan o se
levantan y con quién, no importa, aunque sea nuestro dinero el que
vuela, son nuestros legítimos soberanos y nosotros no tenemos el
suficiente grado de nobleza como para cuestionar su labor ni para
removerlos de su sitio.
Pero no seamos negativos, que no todo
es malo. Si el rey del andamio es intocable, al otro podemos
cambiarlo cada cuatro años y sustituirlo por el de la otra familia,
o mantener al que hay, es nuestra elección, depende de nuestro
grado de estupidez ¿alto o muy alto?
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