lunes, 28 de marzo de 2011

¡Pillado!

Estos días ha saltado a la luz pública el caso de un eurodiputado al que un ficticio lobby ofreció una importante retribución anual por ser su “socio” dentro del parlamento europeo. Este grupo, que en realidad estaba formado por periodistas del diario The Sunday Times, se reunieron con el político y le solicitaron, a cambio de alguna menudencia, presentar una enmienda a una directiva  en materia de protección de los consumidores. La enmienda fue presentada y el político, que dice haber sido víctima de una trampa (muy original él), alega en su favor que la enmienda la presentó porque le parecía justa.

De ser cierto la mitad de lo que se dice en la prensa, este buen señor, de cuyo nombre no quiero acordarme, debería estar ya en su casa esperando el fin de una investigación que pusiera las cosas en su sitio. Porque al final, no es que nos tomen por tontos, es que lo somos. El goteo de supuestos fulanos que presuntamente se lo llevan muerto, podría llenar el mayor de nuestros estanques. No sé en qué caladeros se pesca a estos personajes, ni si se exige cierta predisposición al mamoneo cuando se hacen las listas electorales, pero es que siempre se da en la diana, siempre se acierta; si hay algún dinero que rascar, siempre hay un eurodiputado, diputado, alcalde o lo que sea, dispuesto a que no vaya a manos equivocadas. Yo ya no pido que sean competentes, que eso lo tienen muy demostrado algunos, que lo mismo te cambian una directiva que dan el salto a la empresa privada y la hunden y luego piden rescate, sólo pido que sean honrados, aunque sea un poco (si podemos contar todos los parados que hay, no será muy complicado medir la honradez de una persona), y si para eso hay que subirles el sueldo, que se haga, porque al final nos va a salir más barato, que entre lo que se llevan, el estrés que produce estar siempre pendiente de ellos, o estar permanentemente defendiendo a la clase política con el argumento de que los “supuestos” son una minoría, no merece la pena. Yo, lo confieso, he perdido la fe y me niego a defender a quien no hace nada para defenderse, es decir a los partidos políticos que siguen consintiendo esto.

Y si no es posible lo anterior, pido barra libre para todos, que todos tengamos la oportunidad de participar de esta fiesta. Aprovechando el censo electoral, se podría hacer un sorteo, como se hace para ser jurado, y que esto fuese rotando. De esta manera no habría agravios comparativos porque es por sorteo puro y duro, si te toca ser alcalde, tienes el premio gordo, si te toca ser diputado, mala suerte, aunque tampoco está mal, y si eres eurodiputado, pues te buscas la vida, como nuestro personaje, que es un puesto con pedigrí y que desgasta poco.

El único fleco que quedaría es la adscripción a un partido o a otro. Como no lo tengo claro lanzo dos posibilidades: o bien se hace igualmente por sorteo, o dejarlo a elección del beneficiario, aunque lo realmente importante, insisto, es que todos podamos participar de esta bendita democracia y de las enormes oportunidades que nos ofrece. Brindo por ello.

Y es que eso que todos reclaman para si cuando son pillados en algún renuncio, o incluso los partidos para sus presuntos delincuentes, la presunción de inocencia, es verdad que debería ser para todos, pero para todos los iguales. Porque o somos humanos o somos divinos, y no podemos jugar con las reglas de los hombres y de los dioses, en función de lo que nos interese, eso es jugar con las cartas marcadas.

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