Aquí estoy yo

Desde que se ha conocido la noticia de que la princesa no va a recurrir su imputación, todo el mundo se apunta a la tesis de que lo hace porque quiere dar todas las explicaciones que el juez necesite. Como campaña de marketing no está mal, pero yo me apunto a otra, y es que no va a recurrir porque posiblemente, con los datos aportados en el Auto, la Audiencia Provincial confirmaría la imputación y eso sería casi como una condena. Es preferible acudir al juzgado y declarar, y si el juez mantiene la imputación, tener lista la cohorte de saltimbanquis para arremeter contra el Juez Castro acusándole de animadversión contra la princesa por ser quien es. Hasta es posible que encuentren algún pariente lejano del juez que sea republicano para reforzar la estrategia.

Con los años que lleva SA (Su Alteza, no Sociedad Anónima) escurriendo el bulto, no parece muy lógico que ahora saque pecho y diga “aquí estoy yo”. Recurrir la imputación a la Audiencia sería como jugar a la ruleta rusa, pero en este caso sabiendo que en la recamara hay más de una bala. Demasiado riesgo. Si acude es porque el círculo se ha cerrado. No tiene alternativa. Que diga un juez que hay indicios de delito pase, pero que lo digan dos no se lo puede permitir. Si hubiesen estado las cosas tan claras como ahora pretende, hace mucho tiempo que dormiría a pierna suelta. Y es que ser la hija de un rey puede dar caché y un buen trabajo en alguna empresa agradecida, pero si nos fiamos de las pocas transparentes cuentas de la Casa Real no llega para ciertos lujos. 

En cualquier caso, y más allá de lo que se pruebe, me llama la atención que todo el mundo, incluyendo a los que le hacían la ola hasta hace muy poco, ya dan por muerto al Duque. Ahora la consigna es salvar a la princesa, caiga quien caiga, y el Duque no es más que un daño colateral que ya se da por amortizado. Pobre, algún partido republicano debería llevarle en sus listas en las próximas elecciones, aunque solo sea por los servicios prestados. Y si tienen más sitio, que dejen un hueco para su suegro, que ya lleva años currándoselo.