viernes, 24 de junio de 2011

Oráculos

En la antigua Grecia había casi tantos oráculos como caraduras hay ahora por estos lares. Y para que veáis que no hemos avanzado mucho, o que los listillos han existido desde siempre, vamos a dar un pequeño repaso a algunos de los oráculos de la época, que, como se podrá apreciar, podían ser hasta divertidos.

Uno de los más antiguos y famosos es el Oráculo de Delfos. Parece ser que primero perteneció a la Madre Tierra, siendo Dafnis su profetisa. Dafnis “inhalaba los vapores de la profecía” y respondía, es decir, que se fumaba lo que pillaba más a mano y si acertaba bien y si no también (la versión científica dice que estos oráculos estaban instalados en zonas más o menos volcánicas donde los "azufres" inspiraban a los personajes). El éxito del oráculo fue tan grande que la Madre Tierra no se pudo resistir al trapicheo y cedió sus derechos a la titánide Febe y ésta los cedió a Apolo. Y es que hasta los dioses sucumbían ante el poderío del mercado.

Otra forma de dar los oráculos es examinando las entrañas de los sacrificios, como en la beocia Ismenia. En otros lugares, como en Claro, el adivino bebía agua de un pozo secreto y pronunciaba el oráculo en verso (este sistema por lo menos era más divertido). Los sueños también eran objeto de interpretación, como en Telmesa.

Las sacerdotisas de Deméter querían ser más originales  e introducían un espejo en un pozo (el espejo estaba atado a un acuerda) y luego descifraban en el espejo lo que había que descifrar. Pero los más modernos y atrevidos eran los de Faras, dedicado a los enfermos, que a cambio de una moneda de cobre se les garantizaba una respuesta en las primeras palabras que escuchasen al salir. He escuchado tantas tonterías en la vida, que no quiero ni imaginarme los esfuerzos que tendrían ha hacer para interpretarlas.

En fin, que la oferta era tan amplia como debió de ser la demanda.

Y para rematar este breve repaso, y siguiendo a Robert Graves, vamos a uno de los más cachondos y elaborados de la época (es el que debe de utilizar el FMI para sus predicciones). Se trata del dedicado a un tal Trofonio, donde el consultante debía purificarse con varios días de antelación. Como veréis, este es un oráculo para gente con una buena cartera y un escaso cerebro. Primero tenía que alojarse en un edificio dedicado a la Buena Suerte; durante su estancia sólo se podía bañar en el río Hércina (incluido en el precio del alojamiento), hacer sacrificios a determinados dioses, comer carne sagrada especialmente sacrificada para el asunto. Cuando la cartera le ha menguado al suplicante, es conducido al río por dos jovencitos de trece años (lo de la edad no lo entiendo, pero es que ya se sabe que los millonarios tienen unos caprichos muy raros) que lo bañan nuevamente y los embadurnan de aceites. A continuación, lo de siempre pero con un toque más elaborado: lo agilipollan haciéndole beber de una fuente que le hace olvidar su pasado (yo incluso querría olvidar hasta el presente). Cuando ya está como una moto, envuelto en vendas y cubierto con una túnica, le meten las piernas por un agujero imposible de describir, mientras sostiene en cada mano una torta de cebada mezclada con miel (imprescindible). Y a continuación es donde piensas que los efectos de la bebida de la fuente te ha afectado también a ti: de repente algo le tira de los tobillos y es “como si fuera arrastrado por un remolino” al tiempo que recibe un golpe en la cabeza. Y aquí, mientras estás en medio de la cogorza y del mareo del porrazo, una voz te revela lo que estabas esperando (naturalmente, con tal de salir de allí, estás dispuesto a creerte lo que sea); a continuación los insensatos perdían el conocimiento y eran llevados a la Silla de la Memoria y, a continuación, otra vez a la casa de la Buena Suerte, donde te rematan vaciándote la cartera y haciendo que te sientas feliz por haber salido con vida.

Como veis, para todos los gustos y bolsillos.

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