Si alguien tenía alguna duda sobre quién mandaba, ya está claro. Desde que estalló la crisis y se empezó a hablar de los mercados, como un ente superior que todo lo veía, lo controlaba y lo dirigía, algunos ingenuos nos preguntábamos quién o qué había detrás de esos mercados sin rostro a los que nuestros dirigentes tanto temían. Con la pésima gestión llevada a cabo en Grecia por sus dirigentes y el rescate que están padeciendo, todo parece tener sentido.
En los primeros días de mayo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea acordaron un préstamo a Grecia de 30.000 millones de euros, que debería devolver en tres años. Como es lógico, cuando no se tiene dinero para atender la compra del día, difícilmente se puede tener, además, para pagar intereses. Por supuesto el crédito no era gratuito y los gurús de las finanzas exigieron importantes reformas que, casualidades de la vida, tendrán que pagar durante muchos años las clases más desfavorecidas al suponer recortes de derechos que las clases más privilegiadas no tendrán ningún problema en costearse.
Pero como el pez que se muerte la cola, la cosa no mejora y ahora se exige a Grecia que realice mayores esfuerzos si quiere más dinero. En esta ocasión serán los bancos quienes entren al rescate, y ya sabemos lo altruistas que pueden llegar a ser estas entidades. De momento, según algunos expertos, para poder disponer de algo de efectivo para pagar estas generosas intervenciones, una quinta parte de los trabajadores públicos incrementarán las listas del paro; además, entre otros pequeños sacrificios, prácticamente todo el sector público será privatizado. Un tremendo esfuerzo que sólo servirá para engordar las ya bien repletas arcas de los bancos y para hundir, más si cabe, a Grecia en su miseria.
Y si alguien pudiese garantizar que esto va a funcionar, el esfuerzo podría merecer la pena sabiendo que en unos años todo volvería a su situación de origen. Pero no, quienes de verdad nos gobiernan ya se encargarán de que la tortilla caiga del lado que más les interesa.
Como si se tratase de un club importante, cada país paga su cuota y otros deciden por los socios.
Creo que lo mejor para los griegos sería que el FMI, representante de los que mandan, los bancos fundamentalmente, les dijera hasta dónde tiene que llegar su sacrificio (el de los griegos, por supuesto) para ver si después de chuparles hasta la sangre les queda alguna gota para poder alimentarse.
Si alguien tiene pensado visitar Grecia para contemplar la Acróplis , con el Partenón y el Pórtico de las Cariátides, que corra porque los intereses acechan y seguro que alguien en estos momentos está pensando en darles alguna mejor utilidad que la actual, que con la crisis ya sabemos que la imaginción se dispara.
PS. Este verano me llevaré de vacaciones el libro “El malestar en la globalización”, de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y ex vicepresidente el Banco Mundial, donde se relatan algunas de las miserias del FMI y su forma de actuar y presionar.
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