Solo aclarar
lo que parce que no estaba claro. El post titulado “Sensaciones”, del pasado
día 22, no estaba dedicado a Cataluña. Este es un tema que por higiene mental
he cerrado aunque sea de forma temporal.
La reflexión
del post venía a cuento por la deriva que está tomando nuestra sociedad por la
falta de tolerancia, por la intransigencia en relación a algunos postulados
políticos o religiosos, y por la facilidad con la que se acude a los juzgados y
se invoca el Código Penal para defender nuestro espacio, encorsetando el del
contrario. El caso de la denuncia contra Netflix por la publicidad de un corto
de Borja Cobeaga, por entender que atenta contra las víctimas de ETA, o antes el
del tuitero condenado por un chiste sobre Carrero Blanco, y antes, durante y
después, las permanentes denuncias por atentados contra los sentimientos
religiosos, son solo algunos ejemplos. Pero lo preocupante no es que haya
denuncias, es inevitable que alguien se sienta ofendido en determinados momentos,
lo realmente grave es que el Código Penal siga recogiendo como delito lo que
solo es una manera diferente de ver las cosas. Debería ser la sociedad la que
decidiera lo que está bien y lo que está mal, lo que tiene gracia o lo que no
la tiene. Eso es lo grave, y el único culpable de esta situación, por no
reformar el Código Penal eliminado algunos tipos que quedaron superados hace
muchos años, es el legislador, siendo el gobierno cómplice necesario. Nos
estamos convirtiendo en una sociedad arisca, desconfiada, siempre en guardia en
defensa de una moral, la nuestra, que consideramos única y verdadera, sin
conceder espacio al disidente o al diferente.
Deberíamos darnos una
oportunidad y aprender a ser más tolerantes y a debatir, a opinar, a aguantar
los chaparrones de quienes no comparten nuestras ideas. La libertad de la que
hablamos y con la se nos llena la boca, se ejerce con todas las consecuencias.
Aunque antes de ejercerla o de padecerla hay que creer en ella, en la nuestra y en la de los
demás, y eso requiere práctica y fe, mucha fe, que se tiene o no se tiene.
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