miércoles, 30 de mayo de 2012

El bálsamo de Fierabrás

Esto de la crisis en como el bálsamo de Fierabrás, un ungüento que llevaba Don Quijote en sus alforjas y servía para combatir cualquier herida o mal: las huelgas no son buenas para la crisis; las protestas agravan la situación; los pitidos en los partidos de fútbol dan mala imagen en el exterior y nos miran mal; las comisiones de investigación crean desconfianza;... todo lo que se salga del guión que día a día va marcando el Gobierno está mal y perjudica. Tal vez lo que tendría que hacer este gobierno es un guión de verdad, completo, que sirva al menos para una semana, y así poder situarnos y ayudar en lo que sea menester; en caso contrario, como no sabemos cómo actuar, siempre nos pillan con el paso cambiado y, sin darnos cuenta, nosotros, los que andamos por la calle o en metro o autobús, con nuestros malos actos seguimos empeorando la situación y tendremos que seguir pidiendo eternamente perdón.

El que el Dr. Rodrigo Rato se lo lleve muerto por no hacer bien su trabajo, no perjudica; el que su antecesor y sus próximas catorce generaciones vivan como Dios gracias a lo que falta en Bankia, no ha de preocupar a nadie; que ahora aparezca un alto cargo de una sucursal del mismo organismo, que además dice que no sabía, que no estaba y que no hacía, y reclame catorce millones de euros por su salida de esta cueva de Alí Baba, es una tranquilidad para los mercados; que el presidente del TS, después de sus viajes a Marbella por la cara, enarbole la bandera de la transparencia, parece que es lo más honorable y los bancos sabrán agradecerlo; que España siga ostentando el honorable privilegio de tener la clase política más corrupta y nadie mueva un dedo para evitarlo, es una cuestión menor; que un partido presente en la Comunidad de Madrid una propuesta para bajar los sueldos de los políticos y todos los demás, de derecha y de izquierda, le llamen oportunista, tranquiliza enormemente; que los empresarios españoles nunca hayan pasado de meros especuladores, es el remate y la confirmación de lo bien que nos puede ir. Y si a todo lo anterior le sumamos que por los desfalcos, robos, tropelías o estafas que tengan un importe superior a unos trescientos mil euros te aseguran un viaje a Mallorca para visitar a los gurús de la nueva mafia patria, pues ya tenemos la confianza de los mercados asegurada. Y se nota que vamos por el buen camino, que para eso estamos ya preparando el ala delta por si hay que saltar por el abismo. Los tres poderes, el legislativo, el ejecutivo y el judicial en una Santa Hermandad, marchando por la misma senda, es algo que casi me provoca las lágrimas de emoción.


Y es que no hay nada como saber diagnosticar bien un problema para poder curar la enfermedad. Lo que pasa es que hemos contratado como médico al virus de la hepatitis B, y así nos va, hasta que no termine con nosotros, los que tenemos como única protección el bonotransporte, no va a parar.

Bueno, que me enrollo y no llego a lo que quería decir. Ayer el Ministro de Defensa, nos volvió a aplicar una dosis del famoso bálsamo de Fierabrás, diciendo que no se podían desclasificar determinados documentos de la dictadura porque podían perjudicar a terceros y, en estos momentos tan críticos, hacer peligrar nuestra relación con terceros países. Estamos hablando de documentos generados hace sesenta o setenta años por una dictadura. No entiendo cómo puede afectar a una democracia tan saludable como la nuestra lo que dijese o hiciese un dictador. Pero que nadie se llame a engaños, esto mismo ya lo hizo el PSOE con Carme Chacón a la cabeza. Y es normal, porque todos somos hijos de un padre (aunque desconocido para algunos) y a nadie le gusta que se aireen los trapos sucios de sus antepasados.

Y así nos va, con el bálsamo de Fierabrás aplicándolo a diestro y siniestro para que no nos quejemos. Viva el bálsamo que todo lo cura, lo modera y lo adormece. Viva Rato, viva Dívar, viva Blesa, viva Urdangarín, viva Fabra, viva la madre que los parió a todos ellos y viva el ejemplo que nos dejan. Y por encima de todos, y gracias a la Real Academia de la Historia que tanto lo admira, viva Franco y su memoria, que tras cuarenta años muerto sigue siendo intocable y dando por culo.


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