Esto de la crisis en como
el bálsamo de Fierabrás, un ungüento que llevaba Don Quijote en
sus alforjas y servía para combatir cualquier herida o mal: las huelgas
no son buenas para la crisis; las protestas agravan la
situación; los pitidos en los partidos de fútbol dan mala imagen en
el exterior y nos miran mal; las comisiones de investigación crean
desconfianza;... todo lo que se salga del guión que día a día va
marcando el Gobierno está mal y perjudica. Tal vez lo que tendría
que hacer este gobierno es un guión de verdad, completo, que sirva
al menos para una semana, y así poder situarnos y ayudar en lo que
sea menester; en caso contrario, como no sabemos cómo actuar,
siempre nos pillan con el paso cambiado y, sin darnos cuenta,
nosotros, los que andamos por la calle o en metro o autobús, con nuestros malos actos seguimos empeorando la situación y tendremos que seguir pidiendo
eternamente perdón.
El que el Dr. Rodrigo
Rato se lo lleve muerto por no hacer bien su trabajo, no perjudica;
el que su antecesor y sus próximas catorce generaciones vivan como
Dios gracias a lo que falta en Bankia, no ha de preocupar a nadie;
que ahora aparezca un alto cargo de una sucursal del mismo organismo, que además
dice que no sabía, que no estaba y que no hacía, y reclame catorce
millones de euros por su salida de esta cueva de Alí Baba, es una
tranquilidad para los mercados; que el presidente del TS, después de
sus viajes a Marbella por la cara, enarbole la bandera de la
transparencia, parece que es lo más honorable y los bancos sabrán
agradecerlo; que España siga ostentando el honorable privilegio de
tener la clase política más corrupta y nadie mueva un dedo para
evitarlo, es una cuestión menor; que un partido presente en la
Comunidad de Madrid una propuesta para bajar los sueldos de los
políticos y todos los demás, de derecha y de izquierda, le llamen
oportunista, tranquiliza enormemente; que los empresarios españoles
nunca hayan pasado de meros especuladores, es el remate y la confirmación de lo bien que nos
puede ir. Y si a todo lo anterior le sumamos que por los desfalcos,
robos, tropelías o estafas que tengan un importe superior a unos
trescientos mil euros te aseguran un viaje a Mallorca para visitar a
los gurús de la nueva mafia patria, pues ya tenemos la confianza de
los mercados asegurada. Y se nota que vamos por el buen camino, que
para eso estamos ya preparando el ala delta por si hay que saltar por
el abismo. Los tres poderes, el legislativo, el ejecutivo y el
judicial en una Santa Hermandad, marchando por la misma senda, es algo que casi me provoca las
lágrimas de emoción.

Y es que no hay nada como
saber diagnosticar bien un problema para poder curar la enfermedad.
Lo que pasa es que hemos contratado como médico al virus de la
hepatitis B, y así nos va, hasta que no termine con nosotros, los
que tenemos como única protección el bonotransporte, no va a parar.
Bueno, que me enrollo y
no llego a lo que quería decir. Ayer el Ministro de Defensa, nos
volvió a aplicar una dosis del famoso bálsamo de Fierabrás,
diciendo que no se podían desclasificar determinados documentos de
la dictadura porque podían perjudicar a terceros y, en estos
momentos tan críticos, hacer peligrar nuestra relación con terceros
países. Estamos hablando de documentos generados hace sesenta o
setenta años por una dictadura. No entiendo cómo puede afectar a
una democracia tan saludable como la nuestra lo que dijese o hiciese
un dictador. Pero que nadie se llame a engaños, esto mismo ya lo
hizo el PSOE con Carme Chacón a la cabeza. Y es normal, porque todos
somos hijos de un padre (aunque desconocido para algunos) y a nadie
le gusta que se aireen los trapos sucios de sus antepasados.
Y así nos va, con el
bálsamo de Fierabrás aplicándolo a diestro y siniestro para que no
nos quejemos. Viva el bálsamo que todo lo cura, lo modera y lo
adormece. Viva Rato, viva Dívar, viva Blesa, viva Urdangarín, viva
Fabra, viva la madre que los parió a todos ellos y viva el ejemplo
que nos dejan. Y por encima de todos, y gracias a la Real Academia de
la Historia que tanto lo admira, viva Franco y su memoria, que tras
cuarenta años muerto sigue siendo intocable y dando por culo.
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