miércoles, 5 de octubre de 2011

Elecciones del 20-N

Mucho se va a escribir hasta el próximo 20-N sobre la necesidad de ir a votar, quedarse en casa, votar en blanco o hacer el pino durante todo el día. Para no ser menos quiero contribuir con mis propias tonterías dando mi opinión al respecto.

Como soy una persona normal, muy normal, desde hace algunos meses voy acumulando un cabreo que va in crescendo y que me está provocando que las venas las tenga a punto de estallar. Entre los gurús de las finanzas que se reúnen cada semana como si fuesen dioses y nunca aciertan en sus predicciones, los ladrones que roban a escondidas, los que roban de forma descarada, los que se ponen sueldos de futbolista, los empresarios que dicen que los que están en el paro son los que sobran, o los que teniendo la obligación de atajar todo esto no lo hacen, es que no quepo en mí de gozo (es coña) y creo tener motivos más que suficientes para decir que en las próximas elecciones les va a votar su padre a los candidatos. Como decían los del 15-M, en las próximas elecciones no me gustaría tener que elegir entre cara A o cara B, lo ideal sería que cambiasen el disco. Pero de momento el disco es el que es, y a raíz de las últimas elecciones autonómicas y municipales ya hemos visto que entre una cara y otra, sin olvidar que son del mismo estilo musical y bajo la misma dirección artística, suenan de forma diferente. Por eso, porque no me gusta cómo suena la cara del disco que nos quieren colocar, yo voy a votar el próximo 20 de noviembre. Y por supuesto votaré según mi conciencia, y no en atención a esa trampa que algunos llaman voto útil, que para eso, aunque no suenen todas, el disco tiene más de dos caras.

Ya hemos visto cómo se las gastan en Cataluña con la sanidad, como en Madrid aunque aquí de forma más sibilina; o lo que están haciendo en Madrid o Castilla-La Mancha en materia de educación, cargándose de manera agónica la escuela pública para favorecer a la privada (se recortan profesores en la pública porque hay que ahorrar y se dan a la privada ayudas para clases extraescolares, ¡hay que joderse!), o cómo se eliminan las prestaciones sociales para los más desfavorecidos, como las que afectan a la Ley de Dependencia, entre otras. No son cosas anecdóticas ni pasajeras, son conquistas que vamos a perder y que nunca más volveremos a recuperar. Y como ya he oído la letra y la música de lo que se avecina, aunque un poco atenuada, no quiero tener que aguantarla a bombo y platillo en mi casa a todas horas. De momento creo que tendríamos que conformarnos con los subalternos que nos han caído en suerte y no tener que añadir a esa pésima letra y música el tormento del principal intérprete, sería un castigo excesivo.

Por favor, meditemos sobre el futuro y votemos en conciencia. Yo he estado varios meses diciéndome y diciendo que no iba a votar, que no merecía la pena, que estaba harto de esos listos que nos llevan por el camino de las catacumbas, pero me da tanto miedo lo que veo que he decido rectificar. El 20-N votaré porque es mucho lo que nos jugamos, y después, salga la cara que salga, seguiré intentando que algún día podamos escuchar otro disco.

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