“El PP consigue la presidencia de Extremadura gracias a IU”. Esta es la típica frase que, sin ser mentira, encierra una parte de falsedad, y cuando se dice se es consciente de ello. El PP presidirá la Junta de Extremadura por dos razones fundamentales: porque fue el partido más votado y porque el PSOE perdió la confianza de los electores. Pretender ahora que la culpa es de IU es descafeinar la realidad.
Como todo el mundo sabe, ante la importancia de la decisión, IU realizó una consulta a sus bases en la Comunidad Autónoma quienes, por una amplísima mayoría, decidieron abstenerse en la votación para la elección del candidato a presidente o, lo que es lo mismo, no dar su confianza al candidato del PSOE. Un ejercicio de democracia que nadie ha agradecido y que la dirección de la coalición ha entendido como una afrenta, lo que posiblemente provocará alguna sanción para los insumisos. Siempre me ha parecido un insulto a la decencia cuando los portavoces de los grupos parlamentarios levantan el dedo indicando a sus acólitos lo que tienen que votar; menudo ejercicio de democracia y de dignidad parlamentaria, claro que a lo mejor es que alguno no sabe ni lo que vota y de ahí las instrucciones de sus jefes; prefiero no pensar en cuál de las dos opciones es la verdadera porque entonces pienso en las prebendas que tienen y no quiero que se me quiten las ganas del aperitivo. Pero este no es el caso y los miembros de IU sabían perfectamente lo que han votado y por qué.
Pero a lo que vamos. Con esta manera de echar balones fuera y de culpar a terceros de una derrota sólo achacable a su gestión, el PSOE ya ha sacado a escena la famosa pinza que tanto juego le dio en épocas pasadas, y se sitúa en una especie de victimismo con la esperanza de poder arañar algunos votos a IU en las próximas elecciones generales. (Por cierto, una auténtica pinza es la que los dos partidos mayoritarios llevan a cabo no queriendo reformar una ley electoral que les favorece y mantiene un status quo absolutamente injusto con los partidos minoritarios) Una estrategia del pataleo que debería sustituir por una profunda reflexión de qué es lo que están haciendo mal y por qué le están retirando la confianza en todos los municipios y comunidades autónomas, más allá de culpar a IU y a la crisis.
Posiblemente, como ya ha anunciado Cayo Lara, habrá sanciones para los tres diputados del parlamento extremeño, pero yo le animaría a ampliar estas sanciones a todos y cada uno de militantes de la coalición que votaron a favor de la abstención, y que fueron los que dieron instrucciones a sus “jefes”. Y es que no estamos acostumbrados a que sea el pueblo el que mande, llevamos muchos años haciendo dejación de nuestro derecho y preferimos que sean otros los que tomen por nosotros las decisiones; en este caso han sido las bases las que han decidido y, da lo mismo si se han equivocado o no, en democracia sólo cabe aceptar su decisión soberana y por eso, sin ser parte en el asunto, aplaudo la valentía de Pedro Escobar y sus compañeros.
Pero al margen de los asuntos internos de IU, y termino como empecé, lo que no es de recibo es que el PSOE culpe a otros de sus males. Desde una óptica de izquierdas, que gobierne el PP es un desastre; aunque desde una óptica más amplia, creo que no es malo que se renueven las instituciones y que los culos que durante tantos años calentaron la poltrona del poder empiecen a notar el frío y se pongan de nuevo a trabajar por la reconquista, aunque mucho tendrán que cambiar para conseguirlo.
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