viernes, 14 de septiembre de 2012

Narciso y Eco, un amor imposible

Como ya sabéis, la mitología está llena de historias crueles, tiernas, de amor,… pero todas fantásticas. En esta ocasión se mezcla un poco de todo.

Narciso nació de la bellísima ninfa Liríope después de ser violada por el dios fluvial Cefiso (en Grecia los dioses eran así de chulos y podían ser hasta ríos). Al preguntar los padres al oráculo sobre el futuro del niño, sobre si tendría una larga vejez, aquél respondió: “Si no llegara a conocerse”. El chico, ajeno a este oráculo, creció teniendo bastante éxito entre las chichas y los chicos, que en esta materia fue muy avanzado y no hacía distinciones, aunque despreciando al final a todo el mundo porque tanto éxito se le había subido a la cabeza.

Mientras tanto, Zeus seguía con sus cosas, es decir persiguiendo a toda la que pillaba. Y tanto es así que un día convenció a Eco, otra ninfa, charlatana como ella sola, para que entretuviera a Hera mientras él se iba de jarana. Pero Hera, que no era tonta, se enteró y, en lugar de castigar a Zeus, castigó a Eco con lo que ya sabemos y donde más le dolía: ya no podría hablar tanto, se limitaría a repetir las últimas palabras de lo que oyese.

Un día Eco vio por el campo a Narciso y, claro, se enamoró como una colegiala. Y el chico, que se dio cuenta de que alguien le seguía, preguntó “¿Hay alguien?” y “alguien” responde Eco. Y así pasaron los días hasta que Eco, que no podía más, se abalanzó sobre él y y Narciso la rechazó. Y así la pobre, repudiada, se fue consumiendo poco a poco de mal de amores hasta perder totalmente el cuerpo y quedar únicamente su voz.

Al poco tiempo llegó Narciso a un estanque donde se acercó (nunca antes había visto su imagen) y vio a alguien que le miraba, y al ver la imagen reflejada en el agua se enamoró de inmediato. Al rato se dio cuenta de que era él mismo el que estaba reflejado, y el pobre empezó a sufrir y a llorar por ese amor imposible. Extenuado por el sufrimiento, cayó muerto sobre la verde pradera enamorado de sí mismo.

Al final, cuando sus amigos fueron a buscarle sólo encontraron en el lugar una preciosa flor amarilla con pétalos blancos, la flor del narciso.

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