Hoy la prensa ha vuelto a
la carga sobre la original familia Urdangarín-Borbón. Esta familia,
prototipo y ejemplo de familia emprendedora, como necesitaba un sitio
donde repartirse carantoñas (los dos), hablar con distintas
personalidades para supuestamente desviar fondos públicos (él) y
firmar actas (ella) con la tranquilidad suficiente para no saber lo
que se firmaba, se fueron al banco y pidieron un crédito de casi
cuatro millones de euros. Como la casa costaba más de cinco kilos,
al llegar al banco, don Iñaki, en un acto de chulería patria, sacó
del bolsillo su nómina, que entonces era de tres mil euros
mensuales, y dijo “venga la pasta”. Por supuesto el banco
concedió el préstamo y exigió a la pareja la devolución de algo
más de cincuenta mil euros al trimestre para la cancelación del
crédito. Como soy de letras y de números no sé, dejo al buen
criterio del lector la decisión de si las cuentas cuadran o no.
Cambiando de pareja, y
sin que sean comparables, Dios me libre, estos días se está
celebrando un juicio (otro) contra Julián Muñoz y la Pantoja. Lo
que se está dilucidando es el posible blanqueo de capitales de
millones de euros que unos desalmados, amparados por sus cargos y sus
pocos escrúpulos, robaron del Ayuntamiento de Marbella y dejaron a
la ciudad en la ruina. Alguno de los personajes implicados llegó a
decir que el dinero salía del ayuntamiento en bolsas de basura
llenas de billetes. Ahora esos personajes se desdicen y achacan sus
fortunas al sudor de su frente, confundiendo ese frontal y lo que en
él les crece con la enorme jeta que atesoran.
Y hoy, no sé por qué,
también me viene a la cabeza la generosidad de ese ilustre
presidente de la Diputación de Castellón, que hizo todo un
aeropuerto sin aviones para que pasearan sus conciudadanos. Sin duda,
un ejemplo de generosidad. Porque generoso es, o se le supone, que es
muy posible que una buena parte de los premios de lotería que todos
los años le tocaba (misterios de la vida) fueran a parar a los menos
favorecidos o a los parados (los mismos a los que se refería su hija
con su “que se jodan”).
Y siguiendo con la mezcla
de familias y de temas, me ha venido a la cabeza eso que tanto
repiten desde el gobierno de que hemos vivido por encima de nuestra
posibilidades. Supongo que para mantener esta afirmación se basarán
en los datos que les haya facilitado el Instituto Nacional de
Estadística, que es un órgano serio que hace amplias muestras sobre
comportamientos y costumbres. Aunque tampoco descarto que por algún
despiste el gobierno esté utilizando sólo la muestra de nuestras
familias más lustrosas y cualificadas de nuestro panorama
emprendedor, intelectual y altruista y al sacar la media se les haya
ido al garete la muestra.
¿Que hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades? No lo sé, pero por respeto a la
gente normal que se levanta cada mañana con la intención de llevar
algo de comer a casa, el INE debería hacer muestras separadas o
eliminar de sus estadísticas a determinadas personas. Así no nos
sentiríamos ofendidos cuando nos achacan los comportamientos de
otros.
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