sábado, 20 de octubre de 2012

El infierno

Parece tan incuestionable eso de que fuera de la Unión Europea no hay vida que pocos son los que se plantean semejante locura. Es más, no entiendo cómo el resto del mundo puede vivir sin el Consejo Europeo, en el que sólo decide Merkel y los demás obedecen, o el Parlamento Europeo, donde hay casi 800 europarlamentarios dedicados a no se sabe qué cosa (que nadie piense que es el equivalente a un cuerpo legislativo porque por sí mimo el Parlamento no puede legislar) y que viven como Dios (viajes en primera, sueldo de galáctico, secretarias, jornada caribeña -esa de tres días cuando hay trabajo-, entre otras cargas).

Pero sí, que no nos vendan la moto, hay vida fuera de este entramado de intereses que ahora se llama Unión Europea y que tan poco se parece al sueño de su principal mentor en sus inicios, Jean Monnet. Y si no, habrá que inventarla, porque no es posible que la alternativa a morir en la horca sea el fusilamiento, que es lo que nos proponen.

Se nos dice que fuera de Europa están los infiernos; pues sea, yo quiero el infierno porque este cielo no me gusta. Si tenemos que llegar a la situación de Grecia, que nos falta poco, preferiría hacerlo con cierta dignidad y no ir babeando pidiendo una limosna a nuestros socios ricos para que luego nos saquen hasta los higadillos por el favor.

Ya lo he dicho en otras ocasiones: Europa sí, pero no a cualquier precio, y el precio que estamos pagando por estar en una élite a la que no pertenecemos es excesivo. Si hay que hacer sacrificios que se hagan, pero no para que se forren otros.

Para esa Unión Europea que nada me interesa, y muy especialmente para la Sra. Merkel, con letra de la versión de Sabina, mi dedicatoria:

Na te debo
na te pido,
me voy de tu vera
olvídame ya,
que he pagao
con oro
tus carnes morenas,
no maldigas paya
que estamos en paz.

No te quiero
no me quieras,
si to me lo diste
yo na te pedí,
no me eches en cara
que to lo perdiste,
también a tu vera
yo to lo perdí.

Bien pagá,
si tu eres la bien pagá
porque tus besos compré
y a mí te supiste dar
por un puñao de parné
Bien paga, bien paga,
bien pagá fuiste mujer

No te engaño
quiero a otra
no creas por eso
que te traicioné,
no cayó en mis brazos
me dio solo un beso
el único beso que yo no pagué

Na te pido
na me llevo,
entre esas paredes dejo sepultao
penas y alegrías
que te he dao y me diste
y esas joyas que ahora pa otro ahora lucirás

Bien pagá,
si tu eres la bien pagá
porque tus besos compré
y a mi te supiste dar
por un puñao de parné,
bien pagá, bien paga,
bien pagá fuiste mujer

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