lunes, 6 de febrero de 2012

Abandonar a la amante

Hebemus Secretario General. Tras una disputada campaña, Alfredo Pérez Rubalcaba será el encargado de dirigir un partido que muchos de sus potenciales votantes no sabe a donde se encamina ni si será capaz de llegar a algún sitio. Le espera una travesía muy dura en la que tendrá que pelear en dos planos muy diferentes unidos como vasos comunicantes: en uno tendrá que fajarse sin contemplaciones contra los escépticos, contra los que creen que el partido dejó hace mucho de ser socialista, de convencer a su electorado de que son capaces de imaginar otra alternativa a las políticas neo liberales de los actuales dirigentes de la Unión Europea y de España, de que todavía es posible salvar algunos platos del desastre en el que estamos instalados.

El otro campo de batalla, y posiblemente el más complicado, será el de quitar de la cabeza a los destinatarios de sus mensajes que él no es él, que el nuevo Secretario General del PSOE no tiene nada que ver con el Vicepresidente del anterior Gobierno que nos dejó donde estamos y abrió las puertas al actual residente de la Moncloa y a los recortes sin fin que padeceremos.

En su descargo hay que decir que posiblemente Rubalcaba sea el mejor Ministro del Interior que ha dado la democracia al que la historia sabrá agradecer sus logros, pero eso no garantiza que esté a la altura de la misión que su gente le ha encomendado. El lastre que le acompañará es demasiado grande para que en estos momentos pueda levantar la más mínima euforia más allá de sus incondicionales.

Para convencernos de que el partido es realmente socialista y que tiene alternativas sólo tendrá que incorporarlo a sus discursos, porque estando en la oposición como está, y si nadie lo remedia será por mucho tiempo, ya sabemos que a poco comprometen los discursos de los políticos. Lo segundo, separar el Rubalcaba de ayer del de hoy, será más difícil, porque la memoria es a veces muy ingrata y alguno no podrá olvidar las consecuencias del pasado, estando comprometido con la izquierda y teniendo como amante a la derecha. Por supuesto no seré yo quien dé lecciones de moral, pero cuando la mujer y la amante demandan tantas cosas y tan diferentes, al final, uno pierde la cabeza y termina por no saber cual es su verdadera casa.

Y sobre la renovación, no es momento de opinar, salvo decir que se ha perdido una gran ocasión para que el PSOE demostrase que tiene cantera, que tiene ideas, que tiene recambio a lo que ya conocemos y a lo que algunos dijeron no en las urnas.

Por mi parte, si el líder del partido más votado de la oposición es capaz de abandonar a su amante, la que tanto daño le ha hecho y nos hace, le deseo los mejores éxitos y una vida llena de felicidad, aunque creo que, llegado el caso, la tentación volverá a vencer. Ojalá me equivoque.

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