Después de un tiempo prudencial de voluntario silencio para no exteriorizar en exceso el cabreo por el resultado de las elecciones, vuelvo a la carga sin más intención que la de desahogarme, intentando hacerlo con moderación. Temas para comentar hay muchos, desde la vergonzosa falta de oposición de los que hasta hace poco gobernaban, incapaces de ejercer su papel en un momento crítico, hasta las últimas reformas anunciadas por Rajoy y su cuadrilla, pasando por el streeptease ideológico del Ministro de Justicia y, hasta hace bien poco, cara amable y para algunos moderada del PP. Pero para hablar de estos temas tiempos habrá porque no parece que los que hoy reclaman “+ socialismo”, que son los mismos que hace poco eran socialdemócratas y en medio simplemente se olvidaron de las ideologías y de sus votantes para acatar los dictados de “los otros”, vayan a hacer nada por cambiar la que se avecina mientras ponen su casa en orden, que lo primero es lo primero.
En fin, hoy simplemente quiero dejar alguna duda en el aire, porque desde que ganó el PP las elecciones no hay día que pase sin que los representantes de la CEOE culpen, directa o indirectamente, a los trabajadores de todos los males del universo. Sin perjuicio de nuestra participación en la crisis económica, en la energética, en el cambio climático, en el frío siberiano que nos azota o en los permanentes cabreos de Mourinho, y al margen de lo incompetentes y poco productivos que podamos ser, puestos a hacer comparaciones ¿por qué se cierran tantas empresas en España, por qué esa desproporción con otros países? ¿No será que nuestros empresarios tienen su tanto de culpa y lo que en realidad están haciendo es abandonar el barco para no arriesgar lo que en época de bonanza consiguieron con tanta facilidad? ¿No estaremos confundiendo a la sociedad metiendo en el mismo saco a empresarios y especuladores? Por cierto, hoy aparece en la prensa que Díaz Ferrán, el anterior líder de los empresarios españoles, está imputado por apropiación indebida. Y siguiendo con las comparaciones ¿Realmente es equiparable el empresario español, por poner un ejemplo, con el alemán? No sé, posiblemente todos tengamos que echarle un rato a pensar y dejar de lanzar piedras siempre en la misma dirección, que asignaturas pendientes tenemos todos.
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