miércoles, 26 de septiembre de 2012

Vergüenza

Que vergüenza de país. Aquí lo que falta es mano dura. No podemos tolerar que los únicos que tienen un puesto de trabajo en este país (ver la diferencia entre tener un puesto de trabajo y trabajar) se vean perturbados en sus quehaceres y se les impida ejercer su derecho (aunque tendría que ser obligación). Si nos atenemos a los datos facilitados por la nueva estrella mediática, Cristina Cifuentes, Delegada del Gobierno en Madrid, y aceptamos que los manifestantes eran poco más que un grupo de amigos que se reunieron para tomar unas copas y se les fue la mano, lo mejor hubiese sido que los propios Diputados (350 señorías) hubiesen salido del Congreso y ellos mismos se encargasen de reprimir a esos vándalos perroflautas. Esto es, y así me lo cuentan, lo que se intentó dentro del hemiciclo, pero al pasar lista se dieron cuenta de que en la “casa de todos” faltaban algunos porque al parecer estaban en la cafetería cenando (4,5 euros le cuesta comer a un niño en un colegio público y 3,5 euros le cuesta a un Diputado en la Asamblea de Madrid) y para cuando terminaron ya se les había pasado el primer impulso.

Al final, como siempre, de manera ejemplar, limpia, aséptica e "indolora", tuvo que intervenir la policía para restituir la democracia que esos perroflautas-golpistas,, apoyados por periodistas y viandantes, habían usurpado a todos los españoles y salvando el culo a nuestros representantes. Naturalmente en medio de las escaramuzas hubo quien se golpeó con alguna porra, lo que será aprovechado para desprestigiar a la marca España fuera de nuestras fronteras. La manifiesta incompetencia de nuestro presidente del gobierno o el servilismo de los que le rodean y, en muchos casos, habitan el Congreso, nos está dando una credibilidad en el exterior que no podemos tirar por la borda: “si tu me dices ven lo dejo todo” dice el mensaje que todas las noches Rajoy manda a Merkel y a su ministro de Finanzas, a Christine Lagarde, a Mario Draghi,... aunque no le contesta nadie; y así le pasa al pobre, que está tan pendiente de dar gusto a los foráneos que a nosotros se limita a darnos por culo (casi nunca coincide dar gusto y dar por culo).

Pero a lo que vamos, que no hay derecho que unos golpistas (así los definió Cospedal y Cifuentes) como los que ayer se reunieron en Madrid, se vayan de rositas sin un castigo ejemplar. Claro que los mismos que piden la cabeza de estos subversivos son los que defienden que se mantengan las estatuas y placas de Franco, y es que no hay color entre éste y aquellos, por Dios, que incluso entre golpistas hay clases.

Como hace mucho que no brindo por nada, hoy brindo por todos esos subversivos que, de forma pacífica, salen a la calle a defender sus derechos y su futuro.Va por ustedes.

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