Hoy, como casi siempre,
al mediodía he llegado a casa, he abierto una cerveza, y antes de
sacar los cacharros para empezar a hacer la comida he puesto la
radio; la noticia que salía del aparato era increíble, lo que
estaba oyendo era la rueda de prensa que en directo estaba dando
Esperanza Aguirre anunciando el abandono de la primera fila de la
política.
Las razones reales de la
dimisión ni las sé ni me importan, sólo sé que en su momento fue
la Ministra de Educación más inculta de la democracia (claro que
siendo Aznar Presidente tampoco se podía esperar mucho); que durante
su paso por la alcaldía y por la Comunidad de Madrid ha tenido un
comportamiento chulesco y prepotente, despreciando a las minorías y
toda opinión que no comulgara con su pensamiento reaccionario y
absolutamente facha; que ha despreciado a los sindicatos, a la
oposición, a los funcionarios o a los inmigrantes; que ha intentado
cargarse la educación pública, recortando personal y medios e
incrementando en la misma proporción la privada; que ha abandonado
la sanidad pública para crear con el dinero de todos los madrileños
hospitales para entregárselos a empresas privadas.
En la rueda de prensa ha
dicho que pediría el reingreso en la Administración del Estado, que
para eso aprobó su oposición, pero no la veo trabajando como el
resto de los mortales: demasiado ego, demasiada chulería como para
tener que aguantar un jefe incompetente (según ella todos los
funcionarios lo son).
Ahora se escribirán
muchas cosas sobre Esperanza Aguirre, la mayoría buenas porque la
gente es muy educada, aunque no estaría mal que alguien nos aclarara
la verdadera personalidad de esta mujer. La democracia en la que
vivimos admite un abanico de de comportamientos excesivamente amplio que a
veces no son compatibles con el sistema que les ampara.
Doña Esperanza, como
dice el dicho, le deseo que tanta paz lleve en su nueva vida como paz
deja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario