Muchas felicidades. Hoy es tu cumpleaños y, como siempre, no sé qué
regalarte. Soy un desastre, lo siento. Ya hace treinta y un años que nos
conocemos y parece que fue ayer cuando llegaste a mi vida, treinta y un años, ¡qué barbaridad! Hubo momentos difíciles, lo recordarás, tuvimos nuestras diferencias y más de una discusión; eras
muy independiente y me costó una barbaridad gestionar algunos momentos. Pero aquello queda ya muy lejos y hoy me siento muy orgulloso de ti,
de tu risa, de esa alegría que compartes tan generosamente con todos los que te
rodean, de tu sensibilidad, de esa ñoñería que me has contagiado –yo antes no
era así-. Esta tarde, cuando por teléfono te decía entre risas que habías
superado mis mejores expectativas, no te mentía, es verdad, eres una de las
tres mejores cosas que me han pasado.
Espero que el día haya merecido la pena y que hayas disfrutado de tu
cumpleaños.
Un besazo muy grande.
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