martes, 20 de febrero de 2018

El himno de Marta Sánchez

Como escarpias se me han quedado los pelos de todo el cuerpo al leer la nueva letra del himno español. Es impresionante la sensibilidad, la dulzura, la maravilla con la que describe el sentimiento patrio:

Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón
y no pido perdón

Imposible decir más con menos palabras. Me emociono y las lágrimas me resbalan por las mejillas formando un charco bajo mis pies que se mezclan con la tierra que me ha visto nacer, con la tierra que me cobija y que me acogerá, más temprano que tarde, si Dios me da fuerzas para no abandonar nunca esta España que tanto me da y a la que nunca podré pagar lo mucho que me sufre.

Grande España, a Dios le doy las gracias por nacer aquí,
honrarte hasta el fin.

Olé tus ovarios, Marta. Sin complejos, como tiene que ser: aludir a la grandeza de España y a Dios en la misma estrofa es un acto de valentía que te honra. Solo te ha faltado meter lo de “Una” y “Libre”, con eso la letra hubiese alcanzado el grado de sublime y el mensaje al resto del mundo hubiese quedado tan nítido como inconfundible: ¡Ojito que los españoles estamos aquí, orgullosos de nuestro sol, de nuestro Dios, de nuestro pasado y del impresionante futuro que nos espera con la vicepresidencia que acabamos de negociar para Luis de Guindos¡ Además, que se jodan los ateos, que esos no son buenos españoles, ni cantarán jamás un himno que no sea el de Riego

Y si por si eso fuese poco, lo rematas con

Como tu hija llevaré ese honor,
llenar cada rincón con tus rayos de sol.

Solo le ha faltado el ¡oh, oh, oh! (por lo de los rayos de sol de Karina) para conseguir la redondez del himno; se asemejaría al cosmos, en brillo y en grandeza.

Algunas mujeres, como Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, Carmen Martín Gaite, Rosa Chacel, María Zambrano, Maruja Mallo o Safo de Mitilene, tuvieron que escribir mucho y esforzarse más para conseguir apenas el reconocimiento de unos pocos, y llegas tú, con tu sencillez, tu pluma elegante, tu naturalidad, y zas, te revelas como una poetisa, ¡qué digo!, como una Virgen que viene a marcarnos el camino de la sensibilidad y a empequeñecer a todas las escritoras que te precedieron. Lástima que no pudieron beber de la fuente de tu sabiduría. Solo viendo los que han admirado tu obra se nota cuan grande es la misma: Rajoy, Casado, Martínez Pons, Albert Rivera, Juan Ignacio Zoido...

Marta, ¡enhorabuena!, se nota que tu residencia en Miami te sienta bien. Tu himno está, como mínimo, a la altura del de Leonardo Dantés. Te lo digo yo, que lo tenía en un pedestal.

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