martes, 22 de diciembre de 2015

El voto útil

Aunque parecía que nunca iba a llegar, ya estamos en el día después. Las elecciones se celebraron y lo que toca es reflexionar sobre los buenos resultados. Por una parte, el PP es el partido más votado, lo que para ellos es una buena noticia si no tenemos en cuenta que han perdido casi sesenta escaños; el PSOE se mantiene como segunda fuerza y, si no fuera por su mala cabeza y la de otros, podría hasta gobernar, lo que le da un respiro a su líder si no fuera  porque ha cosechado el peor resultado de su historia; Podemos ha pasado de no existir a ser la tercera fuerza, por lo que tienen motivos más que suficientes para estar contentos, si no fuera porque el sorpasso y el asalto a los cielos  tendrá que esperar a mejor ocasión; Ciudadanos ha pasado de ser un partido muy localizado en Cataluña a tener una amplia representación en el parlamento nacional, lo que supone un motivo de alegría si no fuera porque hace un mes salían a por el primer puesto y ahora se tienen que conformar con el cuarto. Como siempre, todos tienen motivos para estar contentos de sus éxitos y sus adversarios motivos para cuestionarlos. Nada nuevo.

Pero en esta ocasión, y sin entrar en la complejidad de los resultados, hay dos cosas que me preocupan. Una es la conclusión que extraen todos los analistas políticos de los resultados electorales. Sin que haya una voz discrepante, todos coinciden en que estamos en una situación de bloqueo que hará ingobernable la situación. Y aquí es donde deberíamos preocuparnos, por esa supuesta falta de capacidad para dialogar, para convencer, para hacer política que se les atribuye a nuestros políticos. Al parecer solo saben gobernar cuando aplican el rodillo o cuando pueden llegar a pactos interesados, siempre a cambio de algún favor o concesión, mostrando su incapacidad en cuanto la realidad les pone frente al espejo y a las dificultades. Sin duda, el momento actual es una buena prueba para desmentir a los agoreros o para confirmar sus predicciones. Veremos.
 
El segundo aspecto sobre el que habría que meditar es el resultado del primer partido de nuestra querida España. Entiendo, aunque no comparta, que haya personas a las que no les preocupe la sanidad, o la educación pública, o la justicia, o que, aunque les interesen estos temas, prefieran invertir lo poco que tengamos en la salud de los mercados. No voy a cuestionar la ideología de los votos, pero sí debería hacernos reflexionar sobre el hecho de que un partido al que los jueces señalan como culpable de algunos de los delitos  más graves que se pueden cometer (los partidos tienen limitados algunos delitos, como el asesinato), que ha fomentado, ocultado, propiciado y defendido a un sinfín de corruptos, que todavía mantiene en sus filas a malhechores que acumulan infinidad de causas pendientes, la ciudadanía siga dándole su respaldo. Esas personas que, de forma consciente (solo me refiero a estas), sabedores de la Gürtel, la Púnica, del caso Brugal, del caso Noos, del caso Palma Arena, del caso Pokemon, de Bárcenas, de Blesa, de Rato, de Baltar, de Fabra, de Naseiro, de Granados, de la  financiación en B de las obras de diferentes sedes, de los sobres,… qué justificación tienen para seguir votando al PP, dónde está su moral, su ética. Seguramente estos votantes son los mismos que se ofenden cuando a Rajoy le llaman indecente y al mismo tiempo se jactan de defraudar a su país, al que tanto aman. Bárcenas, Naseiso, Rato, Blesa Granados, Sonia Castedo, Juan Cotino, Baltar, Costa, Camps, García de Vinuesa, López Viejo,  el bigotes, Correa, … y muchísimos más, seguramente votan al PP, partido que tantas alegrías les ha dado. No lo entiendo, no sé cómo un partido con este curriculum puede sobrevivir, y menos entiendo cómo le pueden votar personas honradas. En cualquier otro lugar del mundo Rajoy estaría, en el mejor de los casos, en su casa, y la mayor parte de los citados más arriba en la cárcel. Pero no, aquí todo se perdona, estamos acostumbrados al compadreo, a pagar en B, a cobrar en negro, a reírnos de los que cumplen, a los sobornos, a los tantos por ciento; en el fondo envidiamos a los "emprendedores" del PP, somos como ellos y votamos como ellos. ¿Será esto el voto útil y yo no me he enterado?


 

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