miércoles, 22 de mayo de 2013

Defraudores, dormid tranquilos

Hoy creo que Rajoy ha ido a rendir cuentas a Merkel y, mediante las correspondientes genuflexiones, agradecer la luz que emite sobre nuestro país y alumbra nuestro futuro. Además, pero esto es un tema menor, han tratado sobre los paraísos fiscales y el fraude que, al parecer, nos cuesta 2.000 euros por cabeza y año.

Sobre los paraísos fiscales, lo más fácil sería, en nuestro caso, preguntar por ejemplo a Botín por qué tiene allí sucursales y a qué se dedican. Se podrían hacer cosas más drásticas, pero ese es otro tema porque cada uno en su casa hace lo que le da la gana.

En cualquier caso, lo que sí se podría hacer es revisar nuestra legislación tributaria. No voy a hacer ninguna relación exhaustiva, solo comentaré dos o tres puntos que entiendo no ayudan a mejorar la recaudación.

Para los delitos de hurto, esos que hacen los raterillos en el metro, la pena es de uno a tres años. Para los delitos contra la Hacienda Pública, que es lo más grave que puede hacer un contribuyente, la pena es de uno a cuatro años. Cuesta casi la misma pena robar diez euros en una tienda que 120.000 por impuesto y año a Hacienda. No vale robar 100.000 en renta y otro tanto en IVA y otro tanto en sociedades, para nuestra legislación eso no es delito; tenemos que ser capaces de robar 120.000 euros en un solo impuesto y en un solo año, algo solo alcanzable para Bárcenas, Botín, Blesa, la familia del rey y cuatro más, para estar a la altura de los más grandes. Además, el propio Código penal se encarga de decir (en términos legales, claro) que aunque pillen a estos fulanos con las manos llenas la pena será de hasta dos años, con lo que no irán a la cárcel, salvo que para echarles una mano en sus andanzas cuenten con la tripulación de La Perla Negra y tengan en la puerta de su casa la bandera negra con la calavera en el centro. Naturalmente esto no ocurre nunca porque esta gente es muy discreta y han cambiado el barco pirata por el coche de gran maletero, mucho más manejable y discreto. Total, que la redacción del Código Penal fue una pérdida de tiempo o, lo que parece más sospechoso, una garantía (salvo para algún pringadillo aficionado).

Pero que nadie tema, si usted es un afortunado que tenía que pagar 120.000 en la declaración de la renta y se olvidó, porque eso es algo normal, todavía tendrán que demostrar que existió mala leche en el olvido (eso del dolo), y si no lo consiguen tampoco será delito podrá irse a cenar a su casa sin ningún preproche social.

En este punto creo que los nuevos piratas pecan de excesiva humildad. Deberían reclamar un trato que les diferenciara de los vulgares rateros; no sé si pidiendo más pena o que se cuelgue un retrato suyo al lado del de Montoro en el Mº de Hacienda, ya saben, por los servicios prestados.

Otro punto curioso es ese de las llamadas “Actas con acuerdo”. Para que nos entendamos, si llega una inspección y después de abrir un cajón descubre un fraude de 1000, nos dice que antes de abrir los cinco cajones que quedan podemos llegar a un acuerdo y firmar el acta aceptando pagar 1500. El ciudadano, que sabe lo que hay en los cajones dice “bueno, vale, pero por no discutir”, y el inspector, que se imagina lo que hay pero que le llevaría muchos tiempo la revisión de los cajones y, además, también sabe que el contribuyente tiene medios para alargar esto hasta el infinito y más allá, se la envaina y a otra cosa. Todos contentos, menos los honrados contribuyentes que tienen que hacer un sobreesfuerzo para compensar lo que este robagallinas no ha pagado

Otra cuestión es el plazo que tiene la inspección para finalizar su trabajo: doce meses, salvo que el tema sea muy complejo y tenga ramificaciones territoriales, en cuyo caso la inspección tendrá otos doce meses de gracia. Teniendo en cuenta las complejísimas operaciones de ingeniería fiscal que se hacen para ocultar operaciones y bienes y los escasos medios de la inspección, no me extraña que, en muchos casos, se prefiera lo de la firma con acuerdo, puede ser la única manera de pillar algo ante la posibilidad de no pillar nada porque ha caducado el procedimiento.

Y así podríamos seguir hasta pasado mañana.

Para terminar, solo quería decir que llama la atención que mientras la casta política se blinda para que nada le toque y nada le afecte, salvo los privilegios, “cede” permanentemente a las presiones de los que más tienen, poniendo trabas a la actuación inspectora y limitando su libertad de actuación para poder hacer bien su trabajo. Muy raro y sospechoso, demasiado compadreo. Derechos de los contribuyentes, sí, pero sin olvidar el bien superior que son los derechos de la sociedad en su conjunto.

Que los más ricos y ladrones duerman tranquilos, que no será Rajoy ni su jefa los que los inquieten.

Perdón por la extensión.


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