No sé si son las
circunstancias, el momento histórico, un castigo divino o la
posición de la luna, pero cada cierto tiempo aparece alguna persona
capaz de aglutinar en su contra al resto del universo. Y digo bien lo
del resto del universo porque los que les apoyan normalmente están
fuera de este mundo y cabalgan a un ritmo y en una época diferente.
Un ejemplo de esto fue
Franco, quien durante tantos años consiguió unir en su contra a
comunistas, socialistas, socialdemócratas, demócratacristianos,
nacionalistas,... y un largo etcétera, que eran los que había en
aquella época, muchos y de muchos colores (ahora, como si se avergonzasen de su pensamiento, todo el mundo se autodefine como “progresista”). Es curioso pero me da la
sensación de que el generalito tiene ahora más adeptos que
entonces.
Otro ejemplo de
aglutinador es el ministro Wert, al que critican los profesores, los
alumnos, todo el espectro político, los padres, las madres y los abuelos. En este caso, y debe ser casualidad, el ministro solo
tiene a su lado a los mismo que el dictador, a la iglesia, que a la
hora de pillar siempre han sabido posicionarse (recomendable "La araña negra", de Blasco Ibáñez, para entender la negrura de sus almas).
Y por último está el
caso de Mourinho, narcisista
patológico donde los haya, que ha conseguido cambiar el odio que
tenían algunos al Madrid por el odio a su persona. Incluso creo que
el bueno de Mou ha sido capaz de que a algunos antimadridistas, como
es mi caso, nos caiga bien el equipo, porque la capacidad de Mourinho para aglutinar el desprecio es superior a la de la
institución. No sé si habrá alguna encuesta, pero estoy seguro de
que durante el partido de ayer la mayor parte de los que deseaban la
derrota del Madrid tenían ese sentimiento por su entrenador, todos
deseábamos que perdiera Mourinho y no tanto el equipo al que
representa, e incluso nos identificábamos y simpatizábamos con sus
jugadores. Ya sé que es un sentimiento contradictorio, pero estos
personajes son como los agujeros negros, absorben todo los que hay a su alrededor, en este caso absorben todo el odio y
no dejan resentimiento para los demás.
Franco, Wert, Mourinho,
personajes tan diferentes y tan parecidos. Posiblemente su diferencia
esté más en la época y lugar donde les ha tocado nacer y vivir que
en sus ideas: “Solo yo tengo razón, solo yo sé lo que hay que
hacer, solo yo tengo la solución, el mundo me necesita”, éste
podría ser su lema. Con Franco ya no hay nada que hacer, ya sufrimos
sus delirios, con Wert nos pasa casi lo mismo y los vamos a empezar a padecer, pero a Mourinho, por
favor, que alguien le saque un billete de ida para Narnia y tire luego el armario al mar.
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