Cuando casi conocemos el nombre, los
apellidos, los familiares, gustos culinarios y el coche que conducía
cada una de las víctimas norteamericanas del huracán Sandy, y cuando hemos vivido en vivo y en directo cada centímetro de su andadura , no nos acordamos que también paso por Haití, Cuba, República Dominicana,... países
mucho más pobres y cuyas secuelas permanecerán durante más tiempo. Es lo malo de morirse un poco cada día, que no es
noticia.
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