lunes, 12 de noviembre de 2012

Desahucios: la inminente reforma

No habrá que esperar mucho tiempo para ver a los líderes del PP y del PSOE delante de sus masas sacando pecho y poniéndose la medalla de un cambio de ley que humanizó la Ley Hipotecaria. Por supuesto, se olvidarán de decir que su decisión fue provocada por una previa movilización popular, por las muertes habidas, porque algunos ayuntamientos habían empezado casi una objeción de conciencia para no ejecutar los desahucios, que los propios jueces estaban a punto de negarse a seguir ejerciendo de recaudadores de los bancos y que, incluso, algunas instituciones de crédito habían paralizado los desahucios por la presión ejercida sobre ellos y por su injusticia (y tal vez por su mala conciencia, si la tuvieran). Todo esto ocurría mientras el gobierno, sumiso con los bancos, no sabía qué hacer para no molestar. Incluso la abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en un asunto que está a punto de dictarse contra Catalunya Caixa y que obligará a cambiar la ley, ha dicho que “la normativa española que regula los desahucios vulnera la normativa comunitaria por no garantizar adecuadamente la protección de los consumidores frente a posibles cláusulas abusivas en las hipotecas”. Pero da lo mismo, nuestros representantes, tan alejados de la realidad, dentro de sus despachos, pensarán que el mérito del cambio es suyo, y así lo airearán delante del documento que lo atestigüe, y tendremos que soportar su inútil y bastarda presencia en los medios. Pronto correrán a salir en la foto y a decir que han tenido la capacidad de unirse para solventar un problema que asfixiaba a los más desfavorecidos. Pero se confundirán una vez más porque ya no engañan a nadie. Han llegado tarde, muy tarde; tanto que ninguna ley podrá compensar a las miles de personas afectadas por el sufrimiento padecido, por la ruina que les ha ocasionado su tardanza, por las vidas que se ha llevado por delante su incompetencia y por el abandono al que han sometido a los más pobres.

Seguiré de cerca el trámite de la reforma que van a llevar a cabo, pero no tanto para saber el sentido de su redacción, que también, sino para no ver la televisión ni los periódicos durante los días posteriores a su aprobación. No soportaría ver sus caras henchidas de un falso y nefasto orgullo.

1 comentario:

  1. Lo siento, pensaba que lo peor que podía ocurrir era ver las caras de Rajoy y Rubalcaba anunciando que se había puesto de acuerdo, y no había previsto que en España todo se puede empeorar. Nuestro presidente ha demostrado una vez más que es un pelele en manos de "los otros", a los que sigue rindiendo pleitesía y sumisión. Los españoles se seguirán quedando sin casa, sin dinero y, en algunos casos, sin vida.

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