Hoy volvemos a ver en los periódicos una escena que a fuerza de
repetirse corre el riesgo de volverse invisible: un niño muerto a las puertas
de Europa, ahogado en el intento de sus padres de alcanzar una vida digna. No
sabemos hasta cuándo se prolongará esta agonía, este interminable goteo de desgracias
personales que nos hace cada día un poco más inhumanos. Dice Varufakis en una
entrevista que los economía se ha apoderado de Europa, y es verdad, ya solo
cuentan los números, y nosotros, tanto los europeos como los que vienen de
fuera, solo somos parte de una ecuación que tiene que cuadrar. La diferencia
entre nuestros hijos y los de los migrantes, entre nosotros y ellos, es que tenemos
el escudo que nos proporciona el lugar de nacimiento, pero no nos engañemos, no
les importamos más, la diferencia entre los que estamos y los que vienen es que
a nosotros no nos pueden tirar al mar, sería una manera de resolver el problema
del paro y de cuadrar los números. Ahí dejo la idea para quien tenga los santos
c… de llevarla a cabo, porque la capacidad ya la tienen demostrada.
Brindo, dijo un lenguaraz,
por moros y por cristianos,
yo brindo por lo que venga
la cosa es brindar por algo
Nicanor Parra
domingo, 31 de enero de 2016
domingo, 10 de enero de 2016
El laberinto catalán
De entrada,
y para que no haya equívocos, yo no quiero que Cataluña se separe de España aunque sí soy partidario de la consulta.
Esto conviene dejarlo claro porque hay ciertos sectores que, en función del
interés que representen, tienden a meter en el mismo saco a los que piden la
independencia y a los que están a favor de la consulta, y no es lo mismo. Es
más, es muy posible que hoy los primeros sean menos partidarios de la consulta
que yo, por si se les cae el chiringuito de su supuesta y falsa mayoría y se
quedan sin argumento de vida para los próximos años.
lunes, 4 de enero de 2016
Futuro incierto
Saber quién gana y quién pierde en el actual proceso de negociación
para la formación del nuevo gobierno en España, o quién gana y quién pierde si
vamos a nuevas elecciones, es fundamental para entender, al menos en parte, el
proceso al que estamos asistiendo.
Parece una obviedad que Pedro Sánchez no ha tenido unos buenos
resultados en las pasadas elecciones, pero la posibilidad que se le ha abierto de
liderar una gran coalición de izquierdas le ha proporcionado una bocanada de
aire que no esperaba. Esta posibilidad, aunque lejana, es el único agarradero
que le queda porque la alternativa que se le plantea puede ser del color de la
más oscura de las tormentas. Unas nuevas elecciones, de no mejorar el
resultado, y parece que no lo haría, sería su muerte política más inmediata.
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