Nadie podrá poner en
duda la generosidad con la que la clase trabajadora ha respondido a
la actual crisis. A pesar de ello, el gobierno sigue en sus trece
poniendo a prueba el límite hasta el que puede llegar, pasando de
pedir más sacrificios a pedir directamente la inmolación. Ya no
basta con que nos apretemos el cinturón, ahora piden que nos
pongamos las cadenas o que nos tiremos por el barranco para mayor
gloria de los mercados y así poder apagar su furia. Y a esto, a la
rendición incondicional, a la inmolación, hay que decirles que no,
que basta, que tiren por el barranco a Fabra, a Urdangarín, a Rato,
a todos los Gürtel, a los campeones, y que les acompañe en la fiesta
la totalidad de la clase política, y si es necesario que los
acompañen sus familias, incluyendo a sus santas madres.
Todos, trabajadores,
políticos y millonarios, ya han demostrado de lo que son capaces
para salvar a este país de la miseria en la que nos han metido los
segundos y los terceros. Los trabajadores soportando de forma
exclusiva el peso de la crisis; los políticos haciendo lo que se
espera de ellos, nada salvo dar por saco; y los más afortunados
económicamente, a los que nadie ha llamado para que arrimen el
hombro porque tampoco es su especialidad, haciendo caja que es lo que
saben hacer, además de evadir impuestos,. ¿Sería esto a lo que se
refería Marx cuando hablaba de la división del trabajo?, esta parte no la entendí bien.
Ya está bien, ha llegado
la hora de decir ¡basta!. Ha llegado el momento de que nosotros, los
que siempre tenemos que respetar las reglas del juego mientras los
demás pueden cambiarlas a mitad de la partida sin que pase nada,
también nos las saltemos y empecemos a jugar a otra cosa. No se
puede aceptar todo sin responder. Las urnas tienen toda la
legitimidad del mundo siempre y cuando no echen en ellas sus
excrementos los mismos que nos exigen su acatamiento; las urnas no
dan legitimidad a quien se ríe de ellas, ni a quien las utiliza sólo
como patente de corso para hacer y deshacer a su antojo, o para que
en su nombre nos vendan a los mercados, a Bruselas, al FMI o a quien
realmente nos gobierne en estos momentos. Si, ya está bien. Ha
llegado el momento de decirle al pelele de Rajoy que no fue elegido
para lo que está haciendo. Si en la campaña dijo que no tocaría
las pensiones, ni la sanidad, ni la educación, ni los impuestos y
ahora hace todo lo contrario, el resultado de las urnas no es válido
porque nos engañó, nos mintió, nos estafó y, además nos está
arruinando, a los españoles y a España. Con estos antecedentes el
resultado de las urnas no es válido ni vinculante para mi, Rajoy es
un usurpador que se está aprovechando de una Ley en la que no cree;
es un monigote que no ha dudado en cuadrarse frente al poder
económico y trasladar al BOE lo que le dictan sus amos. Así no.
Que se vaya, que se celebren nuevas elecciones y se presente con el
programa que está aplicando ahora, y si vuelve a salir elegido
diciendo de verdad lo que va a hacer yo seré el primero que me ponga
a sus órdenes, pero ASÍ, NO.
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