Llegados a este punto el
Gobierno de Rajoy ya no esconde ninguna de sus intenciones y no se
cortan en dar o quitar a su antojo en función de la amistad o
cercanía ideológica. Lo de la amnistía fiscal es el penúltimo
capítulo de esta escalada de despropósitos. Estos delincuentes, que
con la boca llena hablan de España como si fuese suya, la más
querida, pero que no dudan lo más mínimo en estafar al Estado y con
ello a sus ciudadanos y a su España del alma eludiendo impuestos, no
deberían tener ningún trato especial, salvo el que ellos pudieran
sufragarse en la cárcel, si es que el actual Código Penal
encontrara sitio para ellos en su articulado. Mientras se exige a los
trabajadores que se aprieten el cinturón, que se bajen el sueldo,
que trabajen más, que no hagan huelga y no protesten, a los más
privilegiados se les ofrece no sólo el perdón, sino que se les
agradecerá su “generosidad”, convirtiéndolos en auténticos
patriotas, y a más de uno se le recibirá en La Moncloa para hacerle
la ola. A estos mercachifles España, su querida España, se la trae
floja y sólo conocen una bandera, la del dinero.
Pero no hay que ser
rencorosos y entre todos deberíamos agradecer a estos ciudadanos su
arrepentimiento espontáneo y su contribución a la recuperación de
España. Para ello sería bueno que se publicase la lista de estas
personas ejemplares, seguro que nos llevaríamos más de una sorpresa
con los apellidos de estos ilustres españoles de pro, defensores del
orden y la moralidad. O tal vez sea esa la auténtica razón por la
que se concede esta amnistía, sus apellidos, su ideología, su
cercanía o amistad con las alturas.
Esto empieza a ser
intolerable. Los mismos que nos hablan de sacrificios son los que se
benefician de ese esfuerzo, sin que luego sean capaces de trasladar
parte de los beneficios a la sociedad ni siquiera en forma de
impuestos. El reparto de la carga que se exige a las partes para
sacar adelante este país ya es escandaloso en favor de la empresa y
del capital. Ya sólo falta que nos exijan sacrificios de sangre en
su honor. Y si esto es lo que quieren, mi sangre, se la doy, pero que
vengan en su forma natural, como sanguijuelas.
Y qué decir sobre nuestros deportistas más apreciados que tienen su residencia fuera de España para no pagar impuestos. Que ejemplo para todos. Eso sí, España siempre en el corazón.
Y qué decir sobre nuestros deportistas más apreciados que tienen su residencia fuera de España para no pagar impuestos. Que ejemplo para todos. Eso sí, España siempre en el corazón.
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