viernes, 26 de enero de 2018

El eslabón perdido

Prácticamente desde que Darwin empezó a hablar de la evolución de las especies, los paleontólogos de todo el mundo se afanan por encontrar el eslabón perdido entre el mono y el homo sapiens. Ya sabemos que los científicos, acostumbrados a mirar por el microscopio o centrados en sus estudios de campo, a veces necesitan salir a la calle para ver la realidad y darse cuenta de que lo que están buscando lo pueden tener a la vuelta de la esquina. Estos paleontólogos solo tenían que abrir un periódico para darse cuenta de que en pleno siglo XXI hay animales que reúnen una buena parte de las características para ser ese eslabón perdido: animales que hacen uso de una primitiva inteligencia, como el homo sapiens, y de muchas dosis de estupidez, como el mono. Me estoy refiriendo a los empresarios y directivos británicos que acudieron a una cena con el objetico principal de perseguir, abusar y humillar a mujeres que seguramente no tenían otra opción que aguantar porque necesitaban el dinero para sobrevivir. Solo viéndolo como un fallo en la evolución puede entenderse que casi cuatrocientos altos ejecutivos, se supone que con formación y talento suficiente como para saber que lo que estaban haciendo era, cuando menos, repugnante, acudiesen a ese acto,  y otros tantos se quedasen en la cola sin entrada. Fallo en la evolución o que en alguna de las glaciaciones que ha sufrido la tierra, nuestro cerebro se congeló y no termina de volver a arrancar.

Es curioso porque a la mayoría de estos hombres tan “ejemplares” no les gusta que sus mujeres vayan con ropa como la que tanto les atrae en las azafatas, aunque sospecho que lo que realmente les preocupa no es si sus mujeres enseñan más o menos pierna, lo que les preocupa es que sean ellas las que decidan qué, cómo y cuándo lo hacen. Eso, a los machos de mi especie, les asusta y les hace perder el control. No les importa que los demás les llamen gilipollas o incompetentes, pero no soportan que la mujer lleve el control, se empequeñecen y se muestran tal y como son: ridículos y, en algunos casos, agresivos y capaces de todo por salvar su mierda de honor. Por eso  les gusta hacer uso y abuso de su poder, de su dinero, de su miseria.


Si se confirma que estos personajes son el eslabón perdido, y eso es darles más valor del que tienen, lo mejor que podríamos hacer con ellos es llevarlos a un zoo y que los niños les echen cacahuetes (con una verja que los separe, claro).

1 comentario:

  1. Igual fueron al mismo colegio que M. Rajoy quien, como ya es sabido, al ser preguntado por la igualdad salarial entre hombres y mujeres respondió: "No nos metamos en eso". VERGÜENZA.

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