Su corazón latía de manera incontrolada, no podía respirar y notaba
que se mareaba. Abrió los ojos y la vio frente a él, era hermosa, muy hermosa, con unos preciosos ojos negros y una
cautivadora sonrisa. Al instante notó que su cuerpo dejaba de pesar y el mareo
desaparecía. La mujer se acercó tendiéndole los brazos y le susurró “ven, no te
arrepentirás”, él respondió “nunca te
seré fiel, yo siempre he amado la vida”.
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