Bueno,
por fin parece que la renovación de algunos cargos del Tribunal
Constitucional, del Tribunal de Cuentas y de la Institución del
Defensor del Pueblo es un hecho. Ahora, tanto el PP como el PSOE se
felicitan por ello y arriman el ascua a su sardina. Los primeros
dicen que han tenido que llegar ellos para que esto pueda hacerse,
los segundos pregonan que si ha sido posible es porque los
“socialistas” no ponen trabas como hacía el PP cuando estaba en
la oposición. Lo cierto es que la política del PP cuando no está
en el gobierno es la de “cuanto peor, mejor”, y la del PSOE,
cuando gobierna, casi la misma porque se bastan y se sobran para para
hacerse ellos mismos la oposición.
Pero no nos engañemos,
al final el resultado no ha sido muy distinto del que podía haber
salido hace un año. Militantes y simpatizantes de uno y otro
partido, con la incorporación de alguna persona cercana a CiU, son
los elegidos para ocupar estos importantes cargos. Es increíble, es
vergonzoso, es lamentable, es para mandar a todos, instituciones
incluidas, a la mierda. No puede ser que en un momento como éste,
donde la gente está pidiendo a gritos algún gesto para salir de
este mal sueño en el que nos han metido y la renovación de caras y
comportamientos, estos políticos que nos gobiernan sigan
trapicheando con nuestros votos y nuestras esperanzas y se sigan
repartiendo el pastel a su antojo, devolviendo favores a sus colegas
o esperando la devolución de los que correspondan cuando al Tribunal
Constitucional, por poner un ejemplo, le toque dictar sentencia. No
se han enterado de nada, están sordos o nos toman por gilipollas.
Ninguno de los elegidos, ya que no han tenido la dignidad de rechazar
el puesto, va a tener la independencia suficiente para ejercer su
labor tal y como la Constitución les exige, todos estarán al
servicio de quien les nombró y de su ideología y/o creencias
religiosas, como ocurrirá, entre otros, con Andrés Ollero, elegido
para el Tribunal Constitucional, antiguo diputado del PP y miembro
del Opus Dei. Aunque para compensar, ahí está la jugada maestra del
reparto: nueva Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, militante del
PP, nuevo adjunto al Defensor del Pueblo, Francisco Fernández
Marugán, militante del PSOE. ¿Para qué disimular? Los mismos
perros con los mismos collares. Seguro que cuando llegue la hora de
rendir cuentas, los agradecidos sabrán estar a la altura, como
siempre han estado.
Y mientras se renuevan
los cargos, el Tribunal de Cuentas, que también está siendo
renovado, dice que va a investigar “algunos” gastos del
cesado-dimitido Dívar, Presidente del Consejo General del Poder
Judicial. ¡Ole tus pelotas!, esto es eficacia y lo demás son
tonterías. Cuando toda España sabe lo que se ha gastado, cómo y
con quién, ahora dicen los titulares de este geriátrico que van a
investigar. Por favor, que se limiten a cobrar sus buenos sueldos y
que no asomen la cabeza para que no se les reconozca. Hay veces que
es mejor pasar desapercibido y saber callarse a tiempo ese chiste
que sabemos no va a hacer gracia.
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