La TIA (Técnicos de
Investigación Aeroterráquea) era esa organización en la que
trabajaban, entre otros, Mortadelo y Filemón, dos intrépidos y
valerosos investigadores que han sido la base de lo que hoy es el
modelo de actuación del PP cuando quiere hacerse con los planos que
maneja el peligroso enemigo SOBRINA (Sindicato Organizador de Bollos
Reivindicantes Inter Nacionales Atléticos), o cuando quiere prestar
ayuda a la oposición hermana de otro país.
En la actualidad, como
Mortadelo y Filemón se han jubilado, entre sus miembros más
destacados está AC (solo utilizamos sus siglas para preservar su
anonimato), que en estos momentos está en una isla muy lejana,
detenido injustamente por servir a sus ideales. La cosa es que, según
cuentan, fue a la isla a levantar la moral a la oposición con una
inyección de pasta de la que se gasta y, con una genialidad propia
de los originales agentes, decapita a la organización que quería
ayudar. Y cómo es posible esto, se preguntarán los más inocentes.
Pues muy sencillo: eligen a un pipiolo cuyo único mérito es ser un
liberal convencido (Como Esperanza Aguirre o Aznar) y con ganas de
trepar en el partido porque no ha hecho otra cosa en su vida, le
ponen unos fajos de billetes en el bolsillo, lo mandan a una isla
caribeña, y el resto lo hace él solo: alquila un coche sabiendo que
es un inepto al volante y ya está, se queda sin dinero, sin coche y
sin amigos a los que ayudar. Si Ibáñez, el autor y creador de la
TIA, escribe esta historia se la tiran a la basura por absurda. Pero
así son los jóvenes cachorros del PP: intrépidos, aguerridos y
siempre dispuestos a la batalla.
Y es que la labor de un
agente secreto es muy dura, por eso necesitan un trabajo que les
permita tener cierta disponibilidad de su tiempo: ¿un trabajo
liberal, tal vez? No, mejor un puesto discreto en una Junta
Municipal, por ejemplo de Consejero Técnico, que no necesita
oposición, ni conocimientos, ni siquiera ir a trabajar pero
garantiza unos ingresos que justifican su dedicación a la causa y
que pagamos a escote entre todos los madrileños. Eso es perfecto, no
le cuesta nada a sus mandos, y así se va fogueando para cuando tenga
que dar el salto (aunque los próximos los tendría que dar en el
circo).
Para terminar la historia
ya solo falta, ahora que se inicia el juicio contra nuestro héroe,
que salga a escena el jefe, el superagente Vicente, dando la cara por
su pupilo.¿Estará escondido en la FAES?
No aprenderemos nunca, nos sentamos una vez entre los grandes, ponemos los pies encima de la mesa y ya creemos que jugamos en primera división. Qué
ilusos somos, las cosas de espías hay que dejárselas a los que
saben, a los auténticos de la TIA, a Mortadelos y Filemón, y no a los aficionados.
Desde Edimburgo se te sigue!
ResponderEliminarMuchas gracias, guapa. Serás debidamente recompensada.
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