Cuántas
veces he intentado decir lo que nunca he dicho, lo que no sé decir, lo que no
he aprendido. Pensamientos y deseos que se agolpan en mi cabeza, que se asoman a mis labios como pájaros enjaulados sin poder salir, soñando con ser libres y
volar. Son tantos que ahora pienso que necesitaría dos vidas más: una para
convertir mis pensamientos en versos y otra para poder decírtelos sin prisa al
oído.
Mañana, tal vez
mañana empiece mi segunda vida, quiero llegar cuanto antes a la tercera.